Bibliografía sobre el autor de María Isabel Cintas Guillén
“Chaves Nogales tuvo patria en Tomares (Sevilla)”, 8 de mayo de 2024
“Aún hay patrias en la tierra para los hombres libres”.
Con estas palabras concluye Chaves Nogales su prólogo a La agonía de Francia, cuando en 1940 ha de salir a un nuevo exilio. El primero fue en 1936, tras el alzamiento de Franco contra el gobierno de la Segunda República.
La vida del periodista fue de corta duración, apenas cuarenta y seis años. Una intervención quirúrgica en un hospital del Londres que intentaba salir adelante sobre los cascotes de las bombas alemanas en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial cortó sus intenciones de pregonar al mundo, desde su oficina de Fleet Street, el triunfo de los aliados. Acompañaron sus últimos momentos el periodista Antonio Soto y la secretaria de la agencia Atlantic Pacific Press, Francisca Lucienne Karpeles, “Frances Kaye”. Su familia estaba refugiada en El Ronquillo, el pueblo de Sevilla donde recibieron la noticia del fallecimiento del padre un mes más tarde.
Quizá fue él mismo el primer sorprendido de la inminencia de su marcha, en los momentos en que volvía la lucidez a su mente, en aquel quirófano del Hospital Metropolitan Borough of Chelsea. Incapaz de aceptarlo, seguía haciendo planes con esos sus más íntimos colaboradores: “Si los españoles abusan alguna vez de la Libertad, démosles más libertad aún. Los males de la libertad sólo con libertad se curan”, dice Soto que le decía Manuel en uno de sus últimos días.
¿Qué pensaría hoy, si pudiera vernos y escucharnos sumidos en estériles competiciones, egos desatados por su posesión, confusos procesos de recuperación de su legado y descalificaciones, sobre su desolada tumba de Kew, donde pasó casi sesenta años sin una flor, una visita, una evocación?
PÉRDIDA DE LA PRIMERA PATRIA
El levantamiento de un militar rebelde, el general Franco, había puesto el broche fatídico a la difícil situación desatada en los últimos tiempos de la España republicana. Los españoles sacaban a pasear sus peores instintos y la convivencia se hacía imposible. Desde su periódico, Ahora, el periodista escribía editoriales que mostraban su oposición a la barbarie desatada. La portada de ese periódico rechazaba la muerte de Castillo, un republicano, a manos de las derechas extremas y, horas después, la de Calvo Sotelo, a manos de las extremas izquierdas. Y la portada presentaba, partida en dos (como España), la fotografía de ambas personas.
Era casi la Navidad de 1936 cuando el periodista salió al exilio: “cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba”, cuando salió el Gobierno de la República. Perdió su patria, España; su primera patria.
Como tantos españoles se marchó a París. Ahí, en un arrabal de Montrouge, vivió cuatro años, de diciembre de 1936 a julio de 1940. Hubo de reconstruir su vida y su profesión. Pero nunca estuvo vencido. Peleó desde sus artículos de prensa por sus ideales de libertad, igualdad, laicismo, defensa de la inteligencia… Se identificó con los demócratas franceses hasta que Francia abandonó su carácter de defensora de la democracia y se entregó al opresor nazi. Lo lamentó y, sobre todo, lo desmenuzó con absoluta capacidad analítica en el ensayo La agonía de Francia, que se publicó en Montevideo en 1941 para dar a conocer a los estudiantes uruguayos qué estaba pasando en Europa. Allí lo editó un español, Claudio García. En España tardó sesenta años en ser conocido en mi edición para la Diputación de Sevilla de 2001; y Francia, ignoro si ya lo ha conocido y asimilado.
PÉRDIDA DE LA SEGUNDA PATRIA
Así, Manuel tuvo que salir de Francia hacia Inglaterra ante la posibilidad certera (valga el oxímoron) de ser detenido por la Gestapo, que pasaba a dirigir los destinos de Francia.
Bajo el manto protector del editor Emery Reves y con la ayuda de Churchill a periodistas progresistas como él, pudo llegar a la capital del Reino Unido.
Allí ejerció un periodismo comprometido con los principios de la democracia y la libertad, luchó por esa democracia que la República española había defendido, trabajó duramente y se puso del lado de Inglaterra, nueva y única bandera de defensa de las libertades que quedaba en una Europa asfixiada por los fascismos, nacismos y demás enemigos de esas libertades; junto a los demócratas que acudían a este último refugio inglés, además, tomó sobre sí la tarea de contrarrestar las incursiones de estas destructivas ideologías en los países de América Latina.
Manuel Chaves Nogales murió el 8 de mayo de 1944 en Londres.
PERDÍA SU TERCERA PATRIA
A él la vida se le cerró en Londres. Fue enterrado en el cementerio inglés de Kew (Richmond upon Thames), y su tumba no tenía ni tiene aún, lápida ni señal alguna que la identifique. Hay que recurrir al libro de registro para saber que reposa bajo la tierra en el espacio CR19.
Una semana después de su muerte, el BOE español publicó su condena a inhabilitación absoluta y perpetua por parte del Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Su expediente continuó abierto, y se le siguió buscando, hasta al menos 1964. Tampoco España fue su patria
TOMARES, EN EL ALJARAFE SEVILLANO, FUE SU CUARTA PATRIA
Así me lo encontré en 1990. Expulsado de sus patrias (incluso la vida), escondido bajo la ceniza de la historia, y con un solo libro editado, su biografía de Belmonte (y el ensayo La ciudad, que pasó desapercibido). Y lo traje a Tomares. Primero para componer sobre él mi tesis doctoral, y después para buscar y trabajar filológicamente todo su trabajo, limpiarlo y publicar su obra completa en cinco tomos, dos de Obra Narrativa y tres de Obra periodística. Y más tarde su biografía. Sin temor a la crítica adversa, y en honor de la verdad, todo lo dicho sobre Chaves Nogales ha salido de mi investigación y está reflejado en la biografía Andar y contar. Tanto mi recopilación de circunstancias vitales como mi edición literaria de la obra han sido realizadas sin ayudas a la investigación, ni estancias de ídem, ni becas… Cada vez que salía de Tomares a buscar la producción o los episodios vitales, volvía a este pueblo, Tomares, para procesar y ordenar todo este trabajo que la Diputación de Sevilla me encargó recopilar. Y que la editorial Confluencias y la Editorial Universidad de Sevilla han editado en 2021.
En 2018 propuse a la Diputación hacer una nueva edición de la obra completa, crítica esta vez, y sustentada en el buen hacer del grupo de investigación de Historia del Periodismo Andaluz, de la Facultad de Comunicación de Sevilla, con el que colaboro. La Diputación, que había contribuido con fondos públicos a poner al periodista en el panorama español y ya entonces europeo, prefirió entregarlo a manos privadas con la consiguiente conversión en mercancía.
Aquí, en Tomares, Chaves Nogales encontró sosiego y reposo durante tres décadas. Y se fue rehaciendo con calma. Cada uno de mis libros, artículos, conferencias sobre el periodista se elaboraron en Tomares; es fácilmente comprobable.
Hoy, Chaves Nogales ya ha salido de Tomares. Su patria, ahora, es el mundo. Y puede llegar a Hollywood cuando lleve a la pantalla "A sangre y fuego" el director de cine Juan Antonio Bayona.
Pero si el periodista pudiera, tal vez recordaría estos años de pausa, desde 1990 hasta 2024, en que tuvo patria en Tomares, donde fue recuperado, respetado y comprendido como el “hombre de luz” (lejos del ideólogo de la Tercera España) que pregona el himno de su patria, Andalucía.
María Isabel Cintas Guillén, Tomares, 8 de mayo de 2024.